11 sept 2009

Angel of Latvia (I): llamada a la movilización en Riga

PRONTO volveré a pisar nuevamente las calles de Riga. Eso será a las alturas de octubre. De nuevo participaré como docente en un proyecto de movilidad del profesorado financiado por la Unión Europea en el marco del Programa Erasmus. Y daré un par de clases en una importante escuela de negocios de la capital letona. Al otro lado del río Daugava. Ser profe tiene sus ventajas sobre todo si te haces amigo del coordinador del Programa Erasmus en la universidad para la que trabajas. Volveré a gozar del extraordinario paisaje que ofrece el Daugava cuando se atraviesa el puente que une la ciudad vieja o Vecriga con el distrito de Agenskalns, donde se encuentra la escuela. Como empiezo a "chapurrear" el lituano, a veces también entiendo el significado de muchas palabras en letón. Y resulta que mi puente favorito en Riga, el Akmens tilts, debe significar also así como "puente de piedra". Pues en lituano, que es una lengua báltica próxima al letón, "puente" se traduce por "tiltas" y "akmenas" significa piedra o catedral.

Esta vez tengo un motivo adicional para visitar Riga. Ver a Alisa . Mi ex. Ya me referí a mi historia con Alisa en otro lugar. Hice un breve comentario sobre el tema. Lo cierto es que estuvimos juntos más de un año. La conocí en Rodez, una pequeña ciudad provinciana del Aveyron francés. Eso fue en el otoño del 2001. La relación aguantó más o menos un año. Luego ella, que es de hecho una rusa nacida en Riga, decidió casarse con un letón con pasta gansa. Y acabó trasladándose a vivir a París, la cité Lumière. Que siempre fue su sueño. Y, con tan sólo 20 años, se quedó embarazada y tuvo a su hija Beatrice. En París ha estado viviendo hasta hace un mes. Parece ser que las cosas no acabaron de funcionar en el matrimonio. El marido, 25 años mayor que ella, tuvo problemas en los negocios y creo que no pudo mantener el nivel de vida que ella quería. Se divorciaron hace un año. Ella ha seguido residiendo en París y se echó un nuevo novio, que es francés y militar. Y que en estos momentos está desplazado en Afganistán, luchando contra los talibanes. Lo que cuento parece sacado de alguna mala historieta de un novelista de tercera fila. Pero es estrictamente verdad. De hecho, si me decidí a tirar para adelante este blog, es porque tengo muchas cosas que contar. Muchas experiencias que he ido acumulando con el paso del tiempo y que necesito contarle a alguien. Como si este blog fuera una especie de psicólogo gratuito al que no pago. O al que sólo le pago con el tiempo que me paso sobre el teclado. Un tiempo que no tengo.

He mantenido, desde entonces, cierta relación con mi ex. E incluso nos hemos encontrado varias veces cuando hemos coincidido en Riga. Generalmente nos vamos a comer al Monterosso. Un restaurante italiano de los caros. Y como es obvio siempre pago yo. La última ocasión que me la encontré fue de manera fortuita. Eso fue en septiembre de hace dos años, cuando me planté en Riga para participar en una conferencia de la iniciativa comunitaria INTERREG, que es el tema sobre el que gira mi tesis doctoral. En Riga se encuentra el Joint-Secretariat que gestiona esta iniciativa para la región del Báltico. Del dinero de esta iniciativa comunitaria se benefician también países fronterizos que no forman parte de la Unión Europea, como Bielorusia y Rusia (la región de Leningrado, o Leningrad Oblast y Kaliningrado). La Unión Europea siempre tan generosa con los "terceros países". Menudo atajo, y permítaseme el neologismo, de buripócritas están hechos los tipos que manejan el cotarro en Bruselas.

A la conferencia asistieron unos 500 invitados. Y bueno, nos pasamos allá tres días comiendo y bebiendo de balde a costa de los fondos comunitarios. Políticos de medio pelo, burócratas de distinto nivel, solidarios de pacotilla que trabajan en ONGs sistémicas. Y algún que otro outsider como quien escribe esto. La conferencia no estuvo del todo mal. Me puse hasta el culo de canapés. Y acabé participando en la cena de gala que se celebró en el salón principal de la Melngalvju nams o casa de la hermandad de los "cabezas negras". Todo un lujo. Tuve que soportar los discursos del Alcalde de Riga, de un Ministro del gobierno letón y de la Doctora Danuta Hübner, Comisaria Europea para la Política Regional. Pero la cena decididamente mereció la pena. Y me marqué un par de bailes con una niña de ojos felinos que acudía en representación de no sé qué ONG de San Petersburgo. La orquesta que pusieron era buenísima. Toda la noche a ritmo de jazz y de bossa-nova. Salí de la House of Blackheads medio bebido. Y, de camino para mi hostel, le di un lat a una pobre anciana que pedía caridad sentada a los pies de la estatua del caballero Roland, símbolo de las ciudades que, como Riga, pertenecieron a la opulenta Liga de la Hansa. Opulencia y miseria son dos caras de la misma moneda. Y en Riga hay mucha miseria escondida bajo los oropeles y el boato de sus magníficas iglesias góticas y edificios Jugendstil
. Edificios en cuyas fachadas quedaron inmortalizadas las amantes del arquitecto Mikhail Eisenstein. Padre de Sergei, el genial cineasta soviético que filmara "El acorazado Potemkin". Y que llegó a odiar tanto a su padre que hizo lo imposible, cuando el poder soviético se estableció en Letonia, por destruir todas esas estatuas. Que le recordaban las infidelidades de su odiado padre. Aunque, según parece, los camaradas siempre han sido respetuosos con el arte. Incluso con el arte burgués. Y supieron apreciar en su justa medida el valor artístico de las estatuas y mascarones del padre del cineasta soviético. Y no atendieron a los requerimientos de Eisenstein hijo. Los comunistas nunca han sido como los talibanes que se dedicaron a destruir cualquier expresión artística considerada profana, como los famosos Budas de Bāmiyān. El socialismo es hijo de la Ilustración. Los talibanes son hijos de la CIA y de Arabia Saudí. De hecho, tras las Segunda Guerra Mundial, los gobiernos socialistas del Este de Europa se dedicaron a reconstruir todo lo que los nazis habían destruido. Como por ejemplo el centro de Varsovia. O de Vilnius. O de San Petersburgo. Es algo que parece que se ha olvidado. De momento, tras casi 20 años de "libertad", lo único que el capitalismo ha sabido construir aquí son malls, hipermercados de la cadena MAXIMA y apartamentos caros para turistas, inversionistas y la élite local que tiene dinero. Porque la mayoría de ciudadanos siguen viviendo en las viviendas y estudiando en los gimnazijas que se construyeron en época soviética. Y desplazándose en los mismos trolebuses que salieron de las factorías de la república socialista de Checoslovaquia.

En fin, a mi ex me la encontré de casualidad. En la puerta del hotel donde se cebraba la conferencia. El Hotel Reval en Elizabetes iela. Un hotel de lujo, claro está, pues la iniciativa comunitaria INTERREG no ahorra en gastos. No sea que se enfaden los burócratas y políticos que participan en sus conferencias. Alisa iba acompañada de una amiga. Yo andaba, como siempre, sumergido en mis cavilaciones. Salía de un café de la cadena lituana Presto, que también está presente en Letonia. Y me había metido ya en el cuerpo medio litro de Aldaris, una popular cerveza local del país. Todavía no eran ni las diez de la mañana. Por la Aldaris me cobraron 2 lats (que al cambio de entonces eran más o menos 3 euros). Aquí, en el mismo café, en el centro de Vilnius, por una cerveza local te cobran todavía 6 litas (un euro y setenta céntimos aproximadamente). Iba yo pensando en la diferencia de precios entre ambos países. Y en el mal estado de las carreteras letonas. Iba con cierta prisa porque llegaba tarde a la conferencia. Y entonces escuché que alguien me decía "Misha, misha, misha". Que es la manera cariñosa de decir mi nombre en ruso. Y al principio no la reconocí porque llevaba gafas negras y se había cortado el pelo a lo Amelie. La amiga de Alisa sostenía a una niña en su regazo. La hija de Alisa.
Fue una sorpresa mayúscula. Desde aquel último encuentro hemos mantenido cierto contacto por mail y facebook. Y, claro está, a mi actual pareja no le hace mucha gracia el tema. Cierro el post aquí. Sin embargo pronto subiré otra entrada sobre Riga y Letonia. Cuando disponga del tiempo y de la inspiración necesarias.

Pronto volveré a pisar las calles de Riga. Y comeremos, Alisa y yo, nuevamente en el Monterosso. Y con toda seguridad me contará alguna historia triste sobre su país y sobre su vida. Adoptando su característica pose lánguida, como de ángel etéreo. Alisa, el "angel of Latvia", como yo la llamaba. Quien tuvo que pasar un examen de lengua letona y de historia tergiversada para adquirir la condición de ciudadana del propio país en el que había nacido. Porque ella, a pesar de haber nacido en Riga, no era letona de "pata negra" . Era una "alien" antes de pasar el examen de "ciudadanía". En cambio sí son ciudadanos letones los cientos de miles de letones-americanos que acudieron a este país tras el desplome de la Unión Soviética. Y que adquirieron propiedades y privilegios adueñándose de Letonia y colocando a una canadiense, la Sra. Vaira Vīķe-Freiberga, como presidenta de la joven república. Menudas risas que nos echábamos Alisa y yo cuando veíamos a la Sra. Freiberga cantar por televisión. Supongo que el lema de Letonia, "the land that sings" , le viene por inspiración de la Sra. Freiberga. Siempre ataviada con extremados vestidos sacados del guardaropero de la Reina de Inglaterra o de la Emperatriz Sissi. Ahora muchos de esos vestidos se exhiben en varios museos letones y en el Palacio de Rundāle que perteneció al Duque de Curlandia y que acabó siendo propiedad del amante de Catalina la Grande, que se lo regaló probablemente como reconocimiento a los servicios prestados en la cama. O para quitárselo de encima. El Palacio fue convertido por la Sra. Freiberga es un remedo kitsch del Balmoral escocés donde veranea la Reina de Inglaterra. He visitado personalmente Rundāle y su palacio. Todo allá es artificial. Un palacio reconstruido y adaptado al mal gusto de la Sra. Freiberga quien llegó a establecer allí casi una especie de corte. Y donde solía organizar las recepciones de los embajadores y fiestas diversas de dudoso gusto. Fiestas donde poder exhibir sus vestidos, sus sortijas y sus diademas. Porque la presidenta Freiberga le gustaba exhibirse adornando su cabeza con una diadema. Como si fuera una especie de reina republicana.

Cierro el post aquí y me hago eco del llamamiento a la movilización contra el enésimo plan de austeridad promovido por el gobierno del joven Primer Ministro Valdis Dombrovskis. El llamamiento aparece traducido del letón al inglés en el recomendable blog que mantiene el periodista Juris Kaža.

Según nos cuenta este blogger, han aparecido por la ciudad centenares de panfletos llamando a la movilización general contra las políticas de ajuste brutal del gobierno letón. Una manifestación convocada para el próximo 13 de noviembe y cuyo recorrido iría desde la Plaza de la Catedral hasta el Parlamento letón o Saeima. Pongo aquí el llamamiento en inglés. La cosa promete tormenta. Tormenta de la buena. Daría un ojo de la cara por tener la oportunidad de estar en Riga el próximo 13 de noviembre. Para añadirme a la manifestación. Y para ver a Alisa, claro. Aunque si voy a Riga el 13 de noviembre esta vez no creo que acabemos en el Monterosso. Porque, Latvia, the land that sings, no está para milongas.

"A subversive and revolutionary appeal: The state is only starting to save (cut spending--J.K). It will take away more, and not from itself. Therefore we must resist and show that we don't consent to this, Let's continue a tradition and gather on the 13th, this time, in November in the Dom Square and by the Saeima (parliament building -- J.K.) Let us show that we are not indifferent. This information is being sent now, so you can make time and we can prepare for a MUCH larger picket. Let us take along friends, parents, everyone. Let us decide on our own salaries and say what we think of the government loudly! Spread this news to others, together we will be able to do it!" (sacado del blog Free Speech Emergency in Latvia )

Historia de la fotografía: He subido una fotografía que tomé yo mismo en la cena de gala de la iniciativa comunitaria INTERREG en Riga. Eso fue hace dos años, en septiembre de 2007. La cena se celebró en la Blackhead House. En su salón principal. En la fotografía pueden verse al entonces ministro letón de "desarrollo regional y gobierno local" (vaya titulón), Aigars Stokenbergs, y a la Comisaria Europea de Política Regional, la Dra. Danuta Hübner. Fueron un par de discursos cortos y sin mucho mérito. El evento acabó con un baile que se prolongó hasta las 2 de la mañana. La comida resultó excelente. La velada fue amenizada por un grupo de jazz que conocía su oficio. Joder, parezco un reportero cursi de la revista "Hola".

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