23 jul 2010

Vivito y coleando




Mr. Smiles y el Cristo Redentor.Junio de 2010
EN primer lugar quiero disculparme por el largo período de tiempo de mutismo total. Son ya varios meses sin subir nada nuevo a "Cartas desde el Este". Sin dar señales de vida. Algunos lectores incluso me han escrito interesándose por mi salud. Y bueno, lo único que quiero decir es que si no he actualizado el blog es por falta de tiempo, de motivación, de inspiración. O por pura vagancia. Por aquí han ocurrido muchísimas cosas que me gustaría nuevamente poder compartir con todos los seguidores de esta bitácora. Debo reconocer que cuando inicié hace más de un año este pequeño proyecto lo hice sin ser consciente de las repercusiones que ello iba a tener en mi propia vida personal. Gracias al blog he conocido a tipos muy interesantes. Con los que he tenido ocasión de confraternizar. Algunos de ellos los he conocido personalmente cuando se han pasado por Lituania. Como por ejemplo el abogado argentino y experto en moneda antigua Marcelo Gryckiewicz que me regaló su fascinante libro "Russian Bank Notes (1895-2003)". Un libro donde recoge numerosos documentos, fotografías e interesantísima información sobre la economía y las monedas de Rusia. Desde los últimos Romanov hasta el primer gobierno de Vladimir Putin. También me regaló una calabacita artesanal para cebar el mate. Y una "bombilla" para tomarlo como es debido. Y hasta una bolsa de medio kilo de yerba mate sin palo de la marca "Taraguí". Lo que me ha ocasionado cierto problema porque yo soy cafetero de toda la vida. Y paso olímpicamente de tés, valerianas e infusiones de cualquier tipo. Que me recuerdan el tiempo de mi niñez cuando mi madre me daba manzanilla cuando me dolía la barriga.  El mate lo tengo puesto sobre la repisa del armarito de la cocina. Y a veces lo saco cuando me visita alguna niña. Y así, con la calabacita en la mano, me las doy de tío sofisticado y de gustos refinados. Porque aquí en Lituania el mate resulta un tanto exótico y casi no se conoce. Y creo que resulta casi imposible encontrar calabacitas artesanales donde cebarlo. Con Marcelo puedo decir que he establecido una buena relación de amistad. Y ha sido uno de los lectores que más ha insistido en que siga escribiendo nuevas cartas. También he conocido a Asier Blas, profesor de la Universidad el País Vasco, y autor del conocido blog "Cartas del Este". Un blog de consulta obligatoria para quienes estén interesados conocer lo que está ocurriendo en los países que antes formaban parte de la esfera soviética. Asier se ha tomado unas merecidas vacaciones. Y bueno, como vive entre Riga y Bilbao, ha decidido darse un garbeo por Kaunas. Que no le pilla lejos. En un par de horas llegará a "mi" ciudad adoptiva. Y se pasará unos días por aquí. Tomando cervezas y bañándose en el Kauno Marios, el bonito lago de Kaunas. Mañana sábado, por cierto, organizamos una fiesta en el mismo lago. A la que asistirán algunos amigos. En fin, que con este pequeño post rompo el silencio y prometo ser más regular en mis actualizaciones. Creo entre carta y carta podría incluir entradas más breves. Y quizás también podría incluir más fotografías utilizando el Picasa. Por otro lado el diseño del blog no me convence demasiado. Quisiera simplificarlo al máximo. Buscar otro diseño. Eliminar buena parte de los gadgets que aparecen en el  margen izquierdo. E intentar incluir más información que pueda resultar de utilidad para turistas, mochileros y gentes interesadas en viajar por esta zona de Europa.

Debo decir, como justificación a mi inactividad bloguera, que últimamente he andando bastante liadillo. Como puede apreciarse en la fotografía que subo a este post, tuve la oportunidad de viajar, por motivos de trabajo, a Brasil. Por unos días estuve dando clases en Sao Paulo. La cosa me vino de forma inesperada. Estaba yo acabando de corregir los últimos exámenes de este semestre y preparándome para mi actividades favoritas en verano (beber cerveza, ver televisión y dedicarme al "dolce far' niente") cuando un tipo me llamó por teléfono y me dijo si estaría en disposición de ir a dar clases a Brasil por unos días. Y bueno, pues claro joder, como me ofrecían un pastón de la reostia, y además me cubrían todos los gastos de viaje (en Business Class, of course) y de alojamiento (en hoteles de 4 y 5 estrellas) qué le iba a hacer yo. Pues claro, casi que me vi forzado a aceptar la oferta. Sobre mi experiencia en Sao Paulo, a cidade de pedra, y mi visita a Río de Janeiro ya daré debida cuenta en otro post. Y como ya estaba en Brasil decidí hacer algo que cualquier hijo de vecino debería tener derecho a experimentar al menos una vez en la vida. Me di un chapuzón en las míticas aguas de Copacabana e Ipanema. Probablemente las playas con más glamour del mundo. Que inspiraron las inolvidables composiciones musicales de Antonio Carlos Jobim, Vinicius de Moraes, Joao Gilberto y otros genios de la bossa-nova. Y claro, en plan turistilla total, decidí subir al cerro Corcovado y hacerle unas fotografías a Mr. Smiles junto al enorme Cristo Redentor. Una de las maravillas del mundo. Y que en esos momentos estaba siendo restaurado. Y como siempre infestado de turistas. Haciéndose todos ellos la foto de rigor con los brazos en alto intentando imitar el archiconocido abrazo del nazareno. Que nos abraza, nos perdona y redime a todos nosotros, seres pecadores, perecederos y padecedores, desde lo alto de su privilegiada atalaya. Con el carismático Pao do Açucar y la magnífica bahía de Guanabara a sus pies. Eso fue hace tan sólo un par de semanas. Brasil todavía estaba en competición en el Mundial de Fútbol. Cuando llegué a Río de Janeiro, la selección brasileña se enfrentaba a Portugal. Y habían montado una pantalla enorme en la playa de Copacabana. La "torcida" (así llaman por allí a los hinchas de la canariha salió un tanto decepcionada por el exiguo resultado. Un empate a cero contra los lusos. Luego la decepción fue total pues el equipo brasileño no llegó ni a entrar en los cuartos de finales. En fin, que vuelvo a la carga y con ánimos para seguir dando guerra desde esta pequeña tribuna. Debo dejar este post aquí e ir a la estación de autobuses a recoger a Asier, que acaba de enviarme un mensaje diciendo que ya se encuentra en Panevezys, a medio camino entre Riga y Kaunas. Estoy vivito y coleando. Mal que les pese a algunos.