15 feb 2010

El color de la nieve pisada

Mis viejas botas, cubiertas de nieve y un agujero abierto en el lago  para pescar.

TRANSCURRIERON ya muchos días desde que subí mi último post. Pasaron las navidades. Vino el año nuevo. Y poco a poco fue volviendo la normalidad. Si es que puede considerarse normal la vida que llevo aquí en Lituania. Creo que estoy pasando por un momento de bajón creativo. De bajo tono vital. Empecé el nuevo año en Riga. Y debería haber subido ya algo sobre mi visita a la capital letona. Y sobre el encuentro con el autor de "Cartas del Este". Un blog que desde esta modesta tribuna recomiendo.


El invierno está siendo durísimo por aquí. Con temperaturas que cayeron hasta casi los -30 grados bajo cero. Lo que ya es decir. No veo el sol desde finales de septiembre. Y creo que la falta del sol ha acabado por afectar mi estado de ánimo. Llevo seis meses pisando hielo y nieve sucia. Seis meses con las botas siempre mojadas. Este es el tercer invierno consecutivo que paso en Lituania. Y está siendo, sin lugar a dudas, el más penoso de los tres. Según me cuentan mis propios estudiantes, un invierno como éste no lo viven por aquí en muchos años. A principios de enero, cuando estaba en Riga, las aguas del Daugava, que es un río inmenso, bajaban congeladas. El río literalmente estaba helado. Pude ver algunos operarios realizando trabajos en las inmediaciones del Akmens tilts. Los vi caminando sobre las aguas heladas del río. No muy lejos había una docena de gaviotas acurrucadas que parecían mirárselos con curiosidad. Aquí el Nemunas, el principal río de Lituania, que discurre sinuoso bordeando el casco viejo de Kaunas, como si se tratase de una enorme y lenta serpiente de metal líquido, tardó un poco más en congelarse. Lo hizo a mediados del mes de enero. Cuando por dos semanas consecutivas las temperaturas cayeron por debajo de los -20 grados bajo cero. La congelación de un río es un fenómeno al que no estoy habituado. De hecho en Barcelona no tenemos ríos como los de aquí. Ríos con agua. El hielo fue formándose en la ribera del Nemunas y fue avanzando hacia su centro. Y las aguas fueron tamizándose con placas de hielo. En Kaunas el río Nemunas (o Neman) recibe las aguas del Neris, que viene desde Vilnius. Un viernes bien de mañana tomé uno de los autobuses que atraviesa el Varniu tiltas, recientemente reabierto tras permanecer un año cerrado por obras de rehabilitación. Un puente enorme y que ofrece unas vistas inigualables de la confluencia de ambos ríos. Y vi cómo el hielo se había instalado alrededor de los islotes naturales que se han formado en dicha confluencia. Con las arenas sedimentarias arrastradas por el Neris. "Confluencia" en lituano se denomina Santaka. Y es un nombre un poco mágico. Un hotel, una calle y un parque de la ciudad llevan ese nombre. Y también un grupo de folk local. La confluencia de dos ríos, según me contó una vez mi chica, es un fenómeno natural que se venera en la religión Romuva. Los ríos en el universo agropagano lituano son siempre seres viriles que entregan sus aguas a Jura, la deidad femenina del mar. Romuva es la vieja religión pagana de las tribus Balts. Una religión que de algún modo se niega a desaparecer del todo. Y que pervive en los nombres de los ríos, los lagos, los bosques y los montes del país. Y en los nombres que los lituanos dan a sus hijas. Nombres como Egle (abeto), Ugne (fuego), Milda (la deidad del amor) Laima (la diosa del destino y una de sus principales deidades), Dovile, Gedminte, Svajune, Eismante, Aivara. Nombres tras los que siempre hay un viejo mito pagano vinculado a la Naturaleza. Una religión eminentemente matriarcal donde el sol, Saulė, es una divinidad femenina. Y donde la luna, Menulis, es un varón. Muy pocas chicas tienen aquí nombres cristianos. Trabajo de profe y yo todas las mañanas "paso lista". Es como si los padres, que son quienes deciden el nombre de sus hijas, quisieran reafirmar los orígenes puramente lituanos de la familia. En Vilnius tengo un montón de estudiantes de origen polaco o ruso. Con nombres como Beata o Marija. A ningún polaco creo que se le ocurriría darle a su hija el nombre de Ugne, la deidad lituana del fuego. Los nombres de los varones aquí, como en cualquier otra parte del mundo, suelen resultar menos interesantes. La mayoría de chicos tienen nombres de guerreros o de santos. Nombres como Vytautas, Gediminas, Algirdas o Mindaugas. Todos ellos Grandes Duques de Lituania. Mindaugas, por cierto, llegó a ser coronado rey. El único rey que ha tenido este pueblo. Un rey que por conveniencias políticas se hizo bautizar católico. Aunque al final parece ser que volvió a abrazar el paganismo. Antes de que lo asesinaran. En fin, he incluido en los márgenes de este blog una imagen del símbolo de la religión Romuva. Un roble de tres ramas con una llama sagrada en su cumbre. La imagen está linkeada a uno de los mejores sitios web dedicado a esta religión que he podido encontrar.

Se helaron el Nemunas y el Neris. Y también el Kauno Marios. El magnífico embalse creado en los años 50 por obra de la ingeniería soviética para aprovechar la fuerza hidroeléctrica del río Nemunas. Energía limpia, para siempre, y
for free. Energía renovable y limpia mucho antes de que el tipo "gore" ése se pasease por el mundo en jet privado predicando la nueva religión del cambio climático y del ahorro energético. Y que un día se postuló como candidato a la silla imperial de la Casa Blanca. Energía for free hasta que el sector de la energía, como todo el país, fue sometido al latrocinio que comportó la privatización salvaje de los años 90. La obra del Kauno Marios generó además un extraordinario parque natural entorno al complejo monumental barroco de
Pažaislis, un monasterio benedictino diseñado por arquitectos italianos en el siglo XVII. Y que actualmente acoge, durante los tres meses de verano, el festival de música clásica más importante del país. Un parque poblado por robles, arces, álamos y otros árboles nobles y que ocupa una extensión superior a la propia ciudad de Kaunas. Y que se encuentra a unos diez minutos a pie de donde vivo yo ahora. Sobre las aguas congeladas del Kauno Marios me paseé el otro día. Era domingo y hacía sol. Un sol frío, que no calentaba nada, pero que sabía a gloria divina. El sol animó a mucha gente a acercarse a las inmediaciones del lago. Vi un montón de tipos haciendo esquí de fondo. Y a varias niñas guapas patinando y haciendo cabriolas sobre el hielo. También había varios abuelos con pinta de home-less que habían abierto agujeros en el hielo por donde tenían metidos los sedales de sus cañas de pescar. Estaban probablemente al acecho de algún suplemento nutricional en forma de pez. Que les sirviera para mejorar con proteína de pescado la pobre dieta de fécula de patata a la que les tiene condenados la misérrima pensión que les da Kubilius. Vi también muchos trineos arrastrados por niños. Y había un tipo con barba que parecía un personaje sacado de "La llamada de la selva" de Jack London. Montado sobre un trineo que arrastraban cinco perros huskies.

Este invierno me está resultando difícil. Y no sólo por las duras condiciones climáticas. Creo que, de algún modo, el traslado a mi nuevo apartamento está repercutiendo negativamente en mi vida social. La está reduciendo. Porque ahora vivo en Petrašiūnai, un distrito que está un tanto apartado del centro de la ciudad. Este distrito queda desconectado del centro de Kaunas alrededor de las diez y media de la noche. Con el último trolebús número cinco. Ahora recibo menos visitas que antes y salgo bastante menos. Vivir en Savanoriu prospektas me permitía irme de farra sin pensar demasiado en cómo volver a dormir la mona. Muchas veces volvía a casa a música de talón. La distancia entre el Siena, el club más emblemático de Kaunas, y mi apartamento la cubría en unos veinte minutos. Aunque a veces me paraba a mear en algún árbol. Y entonces, claro está, me demoraba un poco más. Ahora necesitaría al menos una hora para llegar a mi apartamento. Y la verdad, no creo que sea muy sensato pegarse una caminata de una hora sobre la nieve sucia y el hielo resbaladizo. Y menos de noche, por sitios mal iluminados y con estas condiciones atmosféricas. Así que si voy de fiesta tengo que esperarme al primer bus. O tomar un taxi. Y tomar un taxi significa aquí "sablazo" seguro. Porque en Kaunas, como en Barcelona, como casi en todas partes, los taxistas tienen la inveterada costumbre de clavártela bien clavada si te ven pinta de guiri. A mi ya me la han clavado varias veces. Por eso intento evitarlos.

A pesar de todo, del mal tiempo, de la nieve, de las dificultades logísticas, debería sentirme feliz y lleno de energía. Feliz por vivir aquí y por hacer lo que estoy haciendo. Feliz por poder tomar el tren de las ocho y media que me lleva casi todas la mañanas a Vilnius. Por tomarlo aquí al lado, en el pequeño apeadero de Amaliai que tengo a pocos minutos de casa. Subiendo una cuestecita mal pavimentada y cubierta por una nieve que no se funde nunca. Una nieve que sólo pisamos el guardabarreras y los escasos viajeros que tomamos el tren en este punto. Debería sentirme feliz porque este nuevo semestre parece que va a ser bastante positivo desde el punto de vista económico, profesional y académico. Y porque incluso he podido desencayar el tema de mi Doctorado. Que podré acabarlo aquí, en la misma Universidad de Vilnius, sin tener que volver a Barcelona. Debería sentirme feliz por toda la gente buena que estoy conociendo aquí. Feliz por todas las experiencias vividas. Y por todo lo que estoy aprendiendo de este país. Y de mí mismo. Este año se presenta lleno de posibilidades. Se me han abierto nuevas puertas. Y tengo proyectos profesionales y personales simplemente acojonantes. Como un viaje a París que haré a finales de marzo para dar unas clases en una business school para niños pijos franceses. Una business school ubicada no muy lejos de Les Champs Élysées. Lo que no es moco de pavo. O un proyecto financiado por el Nordic Council que, a mediados de abril, me hará cruzar Lituania en un microbús. En una "comunidad docente" formada por una veintena de profesores y estudiantes de países nórdicos. Un proyecto que tengo la fortuna de coordinar. A veces soy, como decimos en Catalunya, un poco ploramiques. Y me agobio por nada. Se trata sólo de saber manejar y dominar esta tendencia a la melancolía que a veces se apodera de mi estado de ánimo y que me impide hacer cualquier cosa útil. Que me impide fregar los platos que se amontonan sucios en el fregadero. O desempaquetar unas bolsas llenas de papeles y documentos inútiles que debería tirar al contáiner. Que me impide incluso escribir en este blog. Un blog al que le empiezo tener afecto. Porque es como un amigo que siempre está ahí, esperando a que le diga algo.

Estos días se celebran por aquí fiestas grandes. Hoy se celebró el
Užgavėnės, o Carnaval lituano. Y también el día de San Valentín, patrón de los enamorados. Mañana es también día festivo. E iré a celebrar la graduación de mis estudiantes en el teatro municipal de música de Kaunas. Graduación que este año coincide con el veinte aniversario de la institución educativa que organiza el evento. Y en la que llevo trabajando casi hace ya dos años. La fiesta promete. Habrá música y actuaciones de los estudiantes. Y comida y bebida en abundancia. Y el martes es el día nacional de Lituania. El día de la independencia. De la primera independencia de este país. Que se independizó no de los rusos -cuyo imperio ya estaba en proceso de descomposición debido a la I Guerra Mundial y a la revolución socialista de octubre de 1917- sino del Imperio Alemán. Que tras la paz de Brest-Litovsk creó un territorio en el Este de Europa bajo su dominación. No sé muy bien por qué celebran aquí ese día. Porque esa gente que lo celebran, todos ellos miembros de la élite nacional, participaron del poder en tiempos de la URSS. Muchos de ellos ocupaban cargos en los aparatos del Estado, en la administración e instituciones educativas del país y en el propio Partido Comunista. Y también fueron responsables de la descomposición del proyecto socialista y de la reintegración de este hermoso país en esa revisitación soft de la Mittleleurope alemana. Que es lo que a fin de cuentas ha venido a ser la "ampliación" de la Unión Europea hacia los países del Este. Lituania es menos "independiente" ahora que nunca. Pues la mayoría de decisiones estratégicas que afectan los destinos de este país se adoptan no en los foros nacionales. Sino en Bruselas, Washington o Frankfurt. Y en los consejos de administración de los bancos escandinavos que tienen tomadas financieramente Lituania y las otras repúblicas bálticas. Es ahí donde se adoptan las decisiones importantes que acaban repercutiendo en la vida cotidiana de las gentes de este pequeño país. Ciudadanos a los que desde el poder institucional y mediático les siguen vendiendo la moto utilizando para ello un patriotismo distorsionado. Un nacionalismo huero. Vacío de contenido. Un patriotismo de banderas de colores, paradas militares e himnos inflamados que significan bien poca cosa. Con la bandera lituana no se puede comprar patatas en el MAXIMA. Ni tampoco sirve para pagar el billete de tren o la factura de la calefacción. El himno del Lituania no les sirve a ese 15% de desempleados que oficialmente tiene el país para encontrar un trabajo. Se tienen que ir a otros países de la "Europa rica" que tienen banderas e himnos más solventes. Patrioterismo de pacotilla que me recuerda mucho al nacionalismo catalán o español. Y que sirve solamente para que el pueblo mire hacia otro lado y para que las élites sigan chupando del bote. Bajo el sistema de dominación y apropiación capitalista, palabras como Patria, Libertad o Democracia significan bien poca cosa. El sistema capitalista bajo ropajes democráticos viene a ser algo así como la Iglesia Católica en Irlanda o EE.UU. (y probablemente como casi en todos lados). Que está llena de curas que hablan de Piedad, Dios y Santidad cuando lo que realmente quieren es que les prestes el culo por un rato. El año pasado la parada militar que se organizó en Vilnius estaba presidida por el Presidente Valdas Adamkus. Quien fuera puesto en el cargo por la Fundación Soros y por el Departamento de Estado de la primera Administración Bush. Substituyendo en una operación rocambolesca al legítimo presidente Rolandas Paksas. Un tipo incómodo. El único Jefe de estado europeo que ha sido removido de su cargo a través de un impeachment en el Parlamento. El pecado de Paksas fue resistirse a obedecer los dictados de Washington y a negarse a instalar un centro de detención y tortura en Vilnius para "interrogar" a sospechosos de colaborar con el terrorismo islámico (ver nota a final de este post). En la presidencia de aquella ceremonia, que conmemoraba la independencia de Lituania, y que vi por televisión, se encontraba también el "empresario" y show-man Arunas Valinskas quien recién estrenaba su puesto de Presidente del Parlamento o Seimas. Valinskas hace unos meses tuvo que ser removido de su cargo al publicarse en un tabloide de tirada nacional unas fotos comprometedoras donde aparecía tomándose unas copas, en tono desenfadado y distendido, nada menos que el capo de la mafia lituana, Henrikas Daktaras. Alias Henyte. Que fue detenido en Bulgaria por la Interpol a finales del año pasado. Y que lleva ahora una vida de puta madre en una cárcel lituana. Donde, según parece, se le da un "trato privilegiado". La vida de un marqués o de uno de los Grandes Duques de Lituania. Que ya quisieran para sí muchos jubilados de este país. Que no pueden ni pagar el billete de trolebús. ¿Pero de qué patriotismo barato está hablando esta gente? Si Basanavicius levantara la cabeza se volvía a morir del susto. Por lo demás hoy entró el Año Nuevo chino. El año del tigre de metal que, según cuentan, nos traerá fortuna y dinero. Que buena falta nos hace a todos. Y aunque, según la mitología del Užgavėnės, hoy Kanapinis o el "hombre Cannabis", que personifica a la Primavera, derrota nuevamente a Lašininis, el porquero, quien personifica al Invierno, lo cierto es que afuera está nevando nuevamente. Cubriendo con un fino manto blanco el color de la nieve pisada.

Carta desde el Este redactada en Kaunas, Lituania. Entre el 13 y 14 de febrero del año 2010.

Historia de la fotografía: En la fotografía pueden apreciarse mis viejas botas sobre el hielo y cubiertas por la nieve. La tomé hace un par de domingos en el Kauno Marios. El agujero que aparece en la fotografía fue hecho por unos pescadores. Por él iban soltando el sedal con la esperanza de que algún pez picara el anzuelo. La fotografías de esa jornada pueden verse clickeando este link. Pero sólo son accesibles si se dispone de una cuenta en "facebook". Espero que resulten de vuestro agrado. Debo decir que aquí en Lituania el calzado es de mala calidad. Y que es complicado comprarse unas botas buenas por un precio razonable. El otro día descubrí en Vilnius una tienda de artículos de caza. Y acabé comprándome un abrigo de cazador de la marca Chiruca. Que me costó una pasta gansa. Estuve a punto de tirar la casa por la ventana y comprarme también unas botas Chirucas. Dicen que comprando se te suben los ánimos. Lástima que no tenían mi número del modelo que me gustaba. !Joder como añoro unas buenas Chirucas! Mi vida por unas Chirucas del número 44! Creo que al final me acabaré comprando las chirucas del otro modelo. Aunque son unos botones pesados para la caza del venado. Y no sé muy bien si me dejarán entrar en los clubs con ellas. Ni dónde las voy a guardar cuando llegue el verano.


Nota: Reproduzco aquí una breve nota aparecida en LITNEWS, y que hace referencia al "caso Paksas". Litnews es una nueva publicación gratuita que ofrece noticias y artículos de fondo sobre Lituania y otros países de la zona. Y que se edita íntegramente en inglés. La revista puede consultarse y bajarse gratuitamente desde su sitio web: www.litnews.lt

Strasbourg, Jan 29 (ELTA) - On April 28, the Strasbourg-based Grand Chamber of the European Court of Human Rights will start hearing the action lodged by MEP Rolandas Paksas, the impeached head of state, over the alleged conspiracy of political groups against him as president in 2003-2004.

According to Paksas, he was deprived of his right to a defence, and an impartial and fair trial.“The case is open after six years since I brought the action. It is started to be heard in the face of new circumstances which again prove that there has been a conspiracy aimed to remove the president who created problems for clans - the president, who strictly prohibited the establishment of torture chambers of a foreign country in Lithuania.

“I am convinced that justice will win as this case is not against Lithuania, but against the politicized clans and the system which organized the conspiracy under the name of Lithuania,” Paksas said.In the case at the European Court of Human Rights the defendant will be the Lithuanian Government, which has its own representative to the court.



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