29 nov 2012

El final de Mr. Scrooge (II)

Un cartel institucional convocando a elecciones
PUES bien, por los resultados de las recientes elecciones al Seimas, celebradas a dos rondas entre el 14 y 28 de octubre de 2012, parece que el pueblo lituano ha decidido “echarse pal monte”. Le ha sacado el dedo corazón al tal James Morsinck y al FMI y le ha dicho basta al patriarca Landsbergis, al main-stream nacionalista conservador, y a Kubilius y  sus estraperlistas. El pueblo lituano ha votado contra las políticas de austeridad hard-core implementadas por el cicatero y siempre con cara de triste y amargado pirmininkas Andrius Kubilius. Un personaje que bien pudiera ser un producto de los amores ilícitos entre el Mr. Scrooge dickensiano del “Cuento de Navidad” y el atómico Mr. Burns de los Simpsons. El pueblo lituano ha dicho que está harto de Mr. Scrooge y le ha dado el voto al Partido Socialdemócrata de Lituania (Lietuvos socialdemokratų partija) de Algirdas Butkevičius y a otros tres partidos anti-sistema. La situación, cuando escribo esto (1 de noviembre de 2012), es todavía muy fluida. Parece que Butkevičius está dispuesto a pactar con una de las bestias negras del nacionalismo conservador lituano, el líder populista del “Partido del Trabajo” (“Darbo partija” en lituano), el millonario ruso Viktor Uspaskich. El propietario de la popular empresa de conservas “Kėdainių”. Y apodado por los media como el zar de Kėdainiai (población cercana a Kaunas donde tiene instalada su factoría). El rey de los pepinillos en vinagre. Uspaskish es un personaje inclasificable. Y su partido, el Darbo partija no tiene nada que ver con los partidos “laboristas” occidentales. Es un partido sin ideología definida que gira entorno a la figura de su fundador y presidente. Un personaje que gusta de aparecer en shows televisivos tocando la guitarra. O tirándose en paracaídas. O tomando saunas con exuberantes chicas ligeritas de ropa. Un político excéntrico, inusual, y con una indudable vis comica que ha sabido explotar para ganarse el favor del público y del electorado. Un tipo que literalmente se compró un título de graduado en administración de empresas en la Universidad Tecnológica de Kaunas (KTU por sus siglas en lituano). Algo que, por cierto, también hizo el antiguo primer ministro predecesor de Kubilius. El socialdemócrata Gediminas Kirkilas. Que se compró un título de máster en economía en la International Business School de la Universidad de Vilnius (el asunto salió a la luz meses después de haber perdido las elecciones de 2008 frente a Kubilius). Aquí, en Lituania, no es infrecuente la compra-venta de títulos académicos por lo que tengo visto y entendido. Cuando me vine a vivir a Lituania, eso fue en el año 2007, el líder del Darbo partija estaba envuelto en un escándalo de financiación ilegal de su partido político que lo llevó a pisar la trena por unos días. Durante un tiempo encontró cobijo en Rusia. Luego volvió a Lituania y le echaron el guante. Luego acabó absuelto. A Uspaskish se le ha acusado siempre de ser un títere de Moscú. Y bueno, él ha ido saliéndose con la suya. Salió elegido europarlamentario en las elecciones de 2009. Y su partido político ha ido ganándose el favor del electorado. Sobre todo de aquellos lituanos hartos de la arrogancia de Vilnius. Y de quienes se sienten decepcionados de los partidos tradicionales. Que han favorecido sólo el desarrollo económico en las tres grandes ciudades del país. Y que parecen haber olvidado que Lituania es algo más que Vilnius, Kaunas o Klaipeda. Eso explicaría el enorme éxito electoral del Darbo partija en la mitad norte del país. Donde literalmente ha arrasado. El Darbo partija ha desplegado una campaña política sobrada de medios. No en vano el partido cuenta con los enormes recursos económicos de su fundador y de otros empresarios locales. Que han puesto dinero sobre la mesa. El partido, en su programa político, prometía subir el salario mínimo de las 850 misérrimas litas actuales (un euro equivale a 3.45 litas, hagan ustedes el cálculo) a 1.509 litas (7) y en hacer un “reset” en las relaciones con Rusia. País del que Lituania importa actualmente más del 60% de la energía que consume. “Mes zinome kaip!” (nosotros sabemos cómo), ese ha sido el slogan que hizo al Darbo partija ganador en número votos en estos comicios. Obteniendo casi el 20% de las papeletas. Al final, el sistema electoral lituano (proporcional en primera vuelta y mayoritario en la segunda), favoreció a los partidos tradicionales (los socialdemócratas y los conservadores) pero aún así el Darbo partija contará con 29 de los 141 parlamentarios que tiene el Seimas y es el partido que más sube en número de votos y en número de escaños (de 10 a 29). Y el ganador moral de estas elecciones. El Darbo partija, por cierto, ha recibido el apoyo del grupúsculo pro-soviético Kantas. Un grupo que utiliza en sus publicaciones un lenguaje incendiario donde se mezclan a partes iguales las loas a Stalin y los insultos a la élite de país, con el odio a los homosexuales, los judíos y los extranjeros. Su líder es un skin-head ruso“ bolchevique” con el que desde luego no me iría a tomar unas copas ni aunque me las pagara. Al fin de cuentas en el universo político lituano la clásica división entre izquierda y derecha resulta menos dramática que la división entre rusófobos y rusófilos. Y no resulta extraño que un grupo de rusos stalinistas de Vilnius acabe dándole apoyo electoral a un empresario ruso que, aunque no es de izquierdas, ha declarado en varias ocasiones que está a favor de establecer relaciones cordiales con Rusia. Y que es absurdo seguir pidiendo, como insiste en hacer la derecha nacionalista lituana, billones de dólares al gobierno ruso en concepto de indemnización por los años de ocupación soviética. Porque el gobierno ruso actual no es responsable de lo que hicieron las autoridades soviéticas. Uspaskich incluso ha llegado a cuestionar la teoría del “doble genocidio”. Esa excrecencia intelectual del nacionalismo tronado lituano que pretende igualar el exterminio de más de 200.000 judíos a manos de los nazis y de voluntarios “patriotas” lituanos (integrados en los siniestros escuadrones de la muerte denominados “Ypatingasis Burys” o escuadrones especiales) con la represión política que siguió a la incorporación de Lituania a la Unión Soviética tras la derrota del nazi-fascismo por el ejército rojo. Una represión política que llevó a muchos lituanos colaboradores de los nazis a ser ejecutados o deportados a Siberia. Y que probablemente también llevó al gulag a un montón de inocentes. Las intervenciones de Uspaskich han levantado más de una ampolla entre los convencidos nacionalistas lituanos. Quienes lo consideran poco menos que un agente al servicio de Putin. E inmediatamente desde que se conocieron los resultados de las elecciones el establishment nacionalista, capitaneado por la Presidenta de la república, la “dama de acero” Dalia Grybauskaitė, se ha dedicado a boicotear cualquier intento de formar gobierno en el que se incluyera al Darbo partija. Al que se le ha acusado de haber comprado votos en varias circunscripciones electorales. La Sra. Grybauskaitė, que había sido Comisaria Europea de Finanzas durante algunos años, ostenta la Presidencia del país. Y a ella le corresponde proponer al Seimas el candidato a “pirmininkas” (primer ministro) para formar el nuevo gobierno. Pero la Sra. Presidenta ha sacado el hacha de guerra y parece que pasa olímpicamente de lo que el pueblo lituano haya manifestado en las urnas. Ella es la guardiana de la “democracia” y de la “soberanía” y según la Presidenta “la democracia no se vende”. Así que ha movido todas las fichas posibles para evitar la coalición entre socialdemócratas y el partido del “pro-ruso” Uspaskich. Quien se prodiga en los shows televisivos promoviendo su causa y reclamando su derecho a estar en el próximo gobierno de la república. La Sra. Grybauskaitė parece seguir el camino de su predecesor el americano-lituano Valdas Adamkus quien también tuvo que lidiar con una situación similar a la presente, en las elecciones del año 2004. Cuando el Darbo partija fuera también el partido más votado y obtuviera nada menos que 39 escaños en el Seimas. Adamkus, según filtraciones aparecidas en Wikileaks, estuvo cableándose con sus amiguetes de la CIA y del Departamento de Estado americano. Que son quienes realmente controlan el cotarro y mueven los hilos en esta pequeña provincia del extremo oriental del Condominio Angloamericano. Y tras un proceso político tortuoso y plagado de irregularidades Adamkus acabó forzando un gobierno de coalición entre el Partido Socialdemócrata (por entonces liderado por el “otro patriarca” de la república, el ya desaparecido Algirdas Brazauskas), el Darbo Partija y otro partido menor. Colocando a Brazauskas (cuyo partido sólo había obtenido 20 escaños, la mitad que el partido de Uspaskich) en el puesto de primer ministro. Y aceptando a regañadientes la entrada del Darbo partija en el gobierno. La coalición duró poco más de un año porque Adamkus y sus alidados hicieron todo lo posible para sacar a Uspaskich del gobierno. Acusándolo casi de ser un agente al servicio de Moscú y de financiar ilegalmente a su partido. Con estos precedentes mucho me temo que la más que probable coalición entre Butkevičius y Uspaskich también será de corto recorrido. Con una Presidenta totalmente hostil y que tiene hasta el 2015 para descarrilar al gobierno de Butkevičius . Un político que además se caracteriza por sus constantes cambios de posición. Que hoy dice digo y mañana dice Diego. Y al que se le acusa de falta de carácter y de liderazgo. Grybauskaitė, la “dama de acero”, parece que podrá hacer lo que le dé la gana con Butkevičius. Y manejarlo como a un pelele. Tanto ella como los líderes del partido de Kubilius, la conservadora Unión Patriótica-Cristiano Demócratas de Lituania (Tėvynės Sąjunga-Lietuvos krikščionys demokratai), conspiran abiertamente contra el nuevo gobierno que se deberá formar en breve. Su estrategia parece clara. Remover la mierda, azuzar a los perros y agitar los fantasmas del pasado. Y esperar que la débil coalición de partidos que presumiblemente apoyarán al gobierno de Butkevičius acabe colapsando antes de que finalice la recién comenzada legislatura. A la posible coalición entre el Partido Socialdemócrata y el Darbo partija parece que se añadiría también el anti-sistema partido Orden y Justicia (“Tvarka ir teisingumas” en lituano) liderado por el aviador, antiguo miembro del KGB y breve ex-presidente de la república Rolandas Paksas. Otra de las bestias negras del nacionalismo conservador anti-ruso que hasta los pasados comicios había dominado el panorama político en este país. Paksas le ganó las elecciones al Presidente americano-lituano Valdas Adamkus, que se presentaba al cargo por segunda vez. Eso ocurrió en enero de 2003, poco después de la visita que George Bush hiciera a Lituania en noviembre de 2002. Adamkus durante muchos años estuvo trabajando para la CIA. Y era sin duda el candidato de George Bush. La figura de Paksas, quien resultó elegido presidente de la república en unas elecciones limpias y libres, resultaba muy incómoda para la estrategia del Departamento de Estado americano que por entonces promovía “las revoluciones de colores” en distintos países del antiguo bloque soviético. Además George Bush tenía planeado abrir una cárcel secreta en Vilnius para torturar a supuestos talibanes y sospechosos de pertenecer a la red Al-Qaeda (8). A lo que Paksas se opuso radicalmente. Así que desde el Departamento de Estado americano se movieron los hilos necesarios para defenestrar al molesto Paksas, quien fue removido de su cargo a través de un impeachment orquestado en el Seimas en abril de 2003. Y reemplazado, claro, por el antiguo miembro de la CIA Valdas Adamkus. Saltándose a la torera la voluntad popular que puso a Paksas en el cargo. Al final George Bush se salió con la suya y la CIA abrió una cárcel secreta en Vilnius, cerca del hipódromo. Y allá sigue abierta a pesar de las denuncias de la ONG Reprieve y de Amnistía Internacional. Desde entonces Paksas lidera un partido anti-sistema, que busca el reestablecimiento de su honor. A Paksas el Tribunal Constitucional de Lituania le prohibió presentarse nunca más a unas elecciones nacionales y le privó también del derecho a utilizar el título honorífico de “Presidente”. Honor que todos los ex -presidentes de la república detentan de por vida. Su partido, tal vez porque luce un águila como logo, o porque sus miembros gustan de vestir con un divertido uniforme azul y amarillo (los colores del partido) ha sido calificado por periodistas y politólogos desinformados, ajenos a la realidad política de este país, de filo-fascista. O de neo-nazi. La ignorancia es osada. Y este mundo está lleno de osados e ignorantes analistas políticos. Que conocen profundamente todo lo que ocurre en países que se encuentran a miles de kilómetros de distancia de donde ellos residen. Y que se atreven a sacar conclusiones sobre la realidad política de países que ni siquiera han pisado y cuya mentalidad, lengua y cultura desconocen completamente. Sentados en sus cómodos butacones. A sueldo de algún periódico, think-tank, o universidad de relumbrón. El Partido de Paksas no es, en absoluto, un partido neo-nazi. Se trata más bien de un partido de derechas pero fuera de la órbita del nacionalismo conservador pro-atlantista que ha dominado los destinos de este país durante tantos años. Su partido obtuvo 11 representantes en el Seimas. Cuatro menos que en la pasada legislatura. Castigado, sin duda, por la aparición en escena de otro partido antisistema, el “Drąsos kelias” (la “vía del coraje”), liderado por la mártir anticorrupción Neringa Venckienė. Un partido político que sólo se entiende en clave lituana. Y que nació vinculado a un truculento caso de pedofilia, asesinato y corrupción judicial. Un caso en donde la víctima principal fue un padre, el hermano de Venckienė, Drasius Kedys (de ahí el nombre del partido) (9) y su hija de pocos años de edad. Que fue violada repetidamente en un hotelito cercano al Kauno Marios, el lago de Kaunas, por una red de pederastas en donde según parece había políticos, miembros de la judicatura y “hombres de negocios” alemanes. Drasius Kedys asesinó a un juez. Le pegó un tiro en pleno centro de Kaunas. Aunque según otra versión el Juez fue asesinado por una tercera persona. No por Kedys. Quien tras varios meses de estar en busca y captura, y con medio país aclamándole como héroe, apareció flotando en el Kauno Marios. Dicen que fue asesinado por la policía. Aunque la versión del médico forense fue que se atragantó con un hueso y cayó en un descuido al agua. Una versión oficial del todo increíble. Se trata de un asunto del que he ido recopilando un montón de información. Y que conozco muy bien. Porque se ha desarrollado aquí mismo en Kaunas. A pocos metros de casa. Y porque conozco personalmente a algunos de sus protagonistas. Un asunto que ha hecho tambalearse los cimientos mismos de la sociedad lituana. El partido “Drąsos kelias” obtuvo casi 110.000 votos (el ocho por ciento de los votos) y siete de sus representantes se sentarán en el próximo Seimas. Es un partido sin ideología definida que nace por las simpatías que ha obtenido la Sra. Venckienė en su particular lucha contra el sistema judicial y político. Una brava señora que promete luchar por hacer justicia y desmantelar la lucrativa red de pedofilia y trata de blancas que según ella existe aquí en Lituania. Ya veremos hasta qué punto, tras entrar a formar parte del juego institucional parlamentario, el partido logra mantenerse cohesionado. Y si será capaz de seguir contando con el favor del electorado a medida que el “caso Kedys” se vaya diluyendo con el paso del tiempo. El partido de Venckienė ha tenido unos resultados increíbles, teniendo en cuenta que nació hace poco más de un año y que ha contado, desde el principio, con las antipatías del establishment mediático e institucional que controla el país. 

Historia de la fotografía: Subo a este post uno de los afiches institucionales utilizados para convocar a los ciudadanos de Lituania a votar en las elecciones generales del pasado 14 de octubre de 2012. También se les convocaba a participar en el referéndum sobre la construcción de una central nuclear en Visaginas, en el norte del país. Un proyecto que debía servir para sustituir a la central nuclear de Ignalina. Que llegó a ser la central nuclear más grande de la Unión Soviética. Una de las condiciones impuestas por Bruselas para el ingreso de Lituania en el club europeo era precisamente el cierre de la central de Ignalina, de diseño soviético. Y que era muy similar a la central de Chernóbil. De infausto recuerdo para todos. La central de Ignalina producía una energía barata que le permitía a Lituania mantener relativamente bajos los precios de la electricidad y de la calefacción. Y también era una fuente de ingresos para el Estado porque parte de esa energía se exportaba a los países vecinos. La central de Ignalina tuvo que cerrarse por imposición del tratado de adhesión de Lituania a la Unión Europea. El gobierno de Kubilius otorgó el contrato para la construcción de una nueva central nuclear a la compañía japonesa Hitachi. Quien iba a construir una central nuclear en Lituania similar a la de Fukushima. ¡Joder, eso es meterse de Guatemala a Guatepeor! Porque si bien la central de Ignalina era peligrosa (como lo son todas las centrales nucleares) a los lituanos les había salido gratis. Mientras que la planeada central de Fukushima-Visaginas les hubiese costado un ojo de la cara. Y en absoluto estaba claro que al final el ciudadano de a pie fuera a beneficiarse del proyecto. Más bien parecía un negociete montado para beneficiar a la oligarquía nacional, los bancos que participaban en la aventura (principalmente el banco sueco SEB) y los amiguetes del gobierno. Una iniciativa legislativa popular que se desarrolló a lo largo de la primavera del 2012 forzó al Seimas a votar una resolución favorable a la convocatoria del referéndum. Un referéndum en el que el pueblo lituano se mostró claramente contrario al proyecto (10). A pesar del enorme esfuerzo propagandístico que el gobierno Kubilius había realizado para convencer a la ciudadanía de las bondades de la central nuclear proyectada por los japoneses de Hitachi.
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NOTAS:  
(7) El salario medio bruto mensual en el sector privado en el primer cuatrimestre de 2012 estaba en las 2.138 litas. Después de impuestos y contribuciones sociales el salario medio era de 1.661.9 litas por mes. En el sector público el salario medio bruto era de 2.267 litas o de 2.057.8 litas netas (fuente “LitNews”. Agosto 2012). Para dejarlo bien clarito. El ciudadano lituano “medio” que tiene la suerte de tener trabajo ganaría alrededor de unos 400 euros al mes. Un poquito más si se trabaja en el sector público. Eso explicaría, en gran medida, el enorme problema de la emigración al que se enfrenta Lituania. Porque aquí los sueldos son de miseria y compañía. Y los más hacendosos prefieren coger los bártulos e irse a trabajar al Reino Unido, Alemania, Holanda o Noruega. 
8) El asunto del centro de detención y tortura abierto por la CIA en Vilnius salió a la luz en el año 2011 cuando un exprisionero de Guantánamo, un tal Abu Zubaydah, declaró que durante un tiempo permaneció detenido en Vilnius. Este y otros casos de presos “retenidos” en las instalaciones secretas en Vilnius (cercanas al hipódromo) y en otro centro instalado en Lituania (en algún lugar todavía por identificar) han sido denunciados por la ONG “Retrieve” y por Amnistía Internacional. Y la respuesta del gobierno lituano es como la de los tres monitos del cuento. Que no ven, ni oyen, ni dicen nada. La Presidenta Grybauskaitė, adalid de los derechos humanos en Bielorrusia y solidaria con los “Chochetes alborotados” (las “Pussy Riot”) en Rusia, se “hace la sueca” en este asunto. Y ha declarado que se trata de un tema que afecta a la seguridad nacional de Estados Unidos. Un aliado y amigo de Lituania. Y que sobre este asunto no se puede dar información. O sea que en Bielorrusia no se respetan los derechos humanos. Ni en la Rusia del malévolo Putin tampoco. Pero aquí en Lituania, donde se tortura a gente a pocos metros del Parlamento, sí que se respetan. Y punto. Que lo dice la “dama de acero”. Y quien se mueva no sale en la foto. Y no es un buen patriota. 
9) Drasius no es un nombre muy habitual en Lituania. Existe una palabra “Drąsa” que significa “coraje” y que se asemeja mucho a ese nombre. Neringa Venckienė escogió una denominación para su partido íntimamente vinculada al nombre de su hermano. El malogrado Drasius Kedys. Quien para muchos lituanos es un auténtico héroe. Una revisitación contemporánea del mítico Tadas Blinda.Un antihéroe lituano pre-moderno parecido a Robin Hood. Y entorno a cuya figura recientemente se rodó una mediocre y soporífera película. También hay una cerveza con su nombre. 
10) En el referéndum sobre la construcción de una central nuclear en Visaginas votó un 52,39% del electorado convocado a la consulta. De los ciudadanos que ejercieron su voto un 62,72% votó en contra del proyecto y un 34,02 a favor. El referéndum resultó válido pues superó el 50% del número de electores con derecho a voto. Un requerimiento que la ley electoral lituana exige para la validez de este tipo de consultas. Se trataba de un referéndum no vinculante pero con indudable repercusión política y económica. Y que ha forzado a la clase política de este país a detener un proyecto que parecía de ejecución inminente.

28 nov 2012

El final de Mr. Scrooge(I)

Mapa de Lituania, coloreado atendiendo a los resultados electorales.
VYTAUTAS Landsbergis cumplió 80 años el pasado 18 de octubre. Y fue un cumpleaños un tanto amargo el suyo. El “profesor” (de música), escritor de cuentos y europarlamentario adscrito al Partido Popular Europeo, uno de los artífices de la anexión de Lituania al Imperio del Bien, tuvo que soplar las velas conociéndose ya que su partido, la derechista Unión Patriótica-Cristiano-demócratas de Lituania (Tėvynės Sąjunga-Lietuvos krikščionys demokratai), había sido descabalgada del poder tras cuatro años de implementar exitosamente políticas de “profunda consolidación fiscal” y “ajuste de salarios y precios”. Utilizo aquí la jerga empleada por James Morsink, Jefe de la misión del FMI para Lituania, en una conferencia organizada por los “hombres de negocios británicos” y “niños bien” de la British Chamber of Commerce en Vilnius (1). Un modelo que, según este burócrata del FMI, debía ser imitado también por el resto de países de la eurozona que se encuentran en recesión económica. Lituania, gracias al gobierno de Kubilius, ha sabido ajustarse el cinturón y preservar, al mismo tiempo, la cohesión social. No como ocurre en los irresponsables países de la Europa meridional cuyos ciudadanos andan todo el día con el grito puesto en el cielo y dándose de mamporros contra las fuerzas del orden. Es fácil decirlo, claro, desde la posición super-bien pagada de Jefe de Delegación del FMI. En una sala chic del Novotel en Vilnius. Y ante una audiencia formada invariablemente por hombres de negocios británicos de mediana edad acompañados por atractivas jóvenes emprendedoras nativas. Bien vestidas ellas, con las piernas depiladas a la cera y embutidas en medias de seda negra. Perfumadas y untadas de cremas hasta por el orto. Hombres de negocios que, como casi todos los varones de mediana edad que pululan por Vilnius o Kaunas, se han instalado en uno de los países más pobres de Europa para hacerse ricos, claro. Igual soy un malpensado pero ya me conozco yo "el percal" por aquí. Un montón de gentleman entrados en añitos pegándose el moco del hombre de negocios. Con la apenas disimulada intención de meter el bollo en el horno. Expertos "business-consultants" de la nada y gurús del marketing que no conoce ni Dios. Y que se vienen al Este de Europa a restregar un poco la cebolleta. Eso tiene la pobreza cuando convive con un exacerbado materialismo. Que transforma a cualquier despreciable tipejo occidental en un hombre de éxito. Un galán irresistible y atractivo a modo de ver de las hipergámicas y bastante naïve féminas de por aquí. Fáciles de seducir hasta por el más patán del pueblo. Siempre que venga de fuera y tenga o aparente tener algo de dinero. En un país como Lituania que es además, según la clasificación de Schmitt (2), el cuarto país más promiscuo del planeta tierra. Y donde más barato y fácil resulta echar un polvete. Un país donde el extranjero gana inmediatamente status. Porque es como un icono romántico, rico, poderoso que procede de un mundo utópico donde no existe la carencia. Parafraseando a Bordieu, relacionarse con un extranjero incrementa el capital social o cultural del local, aunque solo sea en su imaginación. Eso hace que muchas mujeres lituanas quieran y sean fácilmente seducidas por occidentales (3). Incluyo aquí, claro está, a los miembros activos de la British Chamber of Comerce. Aunque sean muchos de ellos más feos que un zapato viejo.


El cuarto país más promiscuo del planeta tiene el honor de ser también el cuarto país más pobre y con una de las esperanzas de vida más bajas de la Unión Europea (especialmente baja es la esperanza de vida de los varones, que apenas supera los 65 años de edad). Lituania tiene uno de los sistemas públicos de salud más deficientes (el gasto público en sanidad es alrededor de la mitad del gasto medio en la UE). Y su sistema educativo agoniza en la indigencia más sangrante (el gasto público por estudiante es uno de los más bajos de Europa) (4). La situación de Lituania no era en absoluto boyante antes de estallar la crisis en el año 2008. Y, sin duda, la apariencia de formar parte del “mundo rico y occidental” sólo se percibía en Vilnius y Klaipeda y en menor medida en Kaunas. Pero no en las pequeñas poblaciones alejadas del eje Vilnius-Kaunas-Klaipeda. Y mucho menos en las zonas rurales del país. Donde el maná del progreso occidental nunca llegó. Pero los problemas que ya existían en el país se agudizaron sin duda con el crash financiero del año 2008 . Que sumió a esta pequeña república en una profunda crisis económica y de valores de la que sin duda no se ha recuperado todavía. La crisis provocó una caída del PIB cercana al 14%, un incremento del desempleo por encima del 20% de la población activa y una salida masiva del país de mano de obra. Especialmente de jóvenes formados (5). El viejo dogma ultra-liberal de reducción del gasto público e incremento de los impuestos al consumo ha servido sólo para soslayar el fantasma de la devaluación de la lita, la moneda nacional, cuyo cambio está artificialmente anclado al euro. Y evitar así el colapso de los bancos, principalmente escandinavos, que durante los años del “milagro económico” habían alimentado la “burbuja inmobiliaria” concediendo alegremente préstamos hipotecarios en euros. E hipotecando a muchas familias hasta las cejas. Evitar a toda costa la devaluación de la moneda para proteger los balances de situación de los bancos. Disminuyendo los salarios y pensiones y aumentando los impuestos al consumo y los precios de los servicios públicos. A eso se ha reducido la política del gobierno Kubilius. A aplicar el jarabe amargo prescrito por el FMI y los ideólogos del Partido Popular Europeo. Medidas que han hecho recaer el peso de la crisis financiera sobre la población. Kubilius ha evitado la devaluación de la moneda nacional pero sólo a costa de provocar una devaluación interna que, en el corto plazo, sólo ha beneficiado a los bancos, los fondos de inversión especulativos y a las grandes compañías. La devaluación interna se ha utilizado en Lituania con la excusa de incrementar la productividad y competitividad de las empresas. Se trata, sin embargo, de un argumento del todo falaz pues la devaluación interna sólo sirve para incrementar la productividad definida como ratio entre el valor añadido y el coste del factor trabajo. Pero no sirve para aumentar la productividad definida como ratio entre el valor añadido y las horas trabajadas. La devaluación interna de hecho sólo produce beneficios a los propietarios de capital en el corto plazo. Pero en el largo plazo sólo provoca una reducción de la riqueza general y conduce al estancamiento económico o a la recesión por la disminución de la capacidad de consumo de la población y por el capital humano malgastado que es empleado de forma ineficiente por empresas que fundamentan sus márgenes de beneficio sobre el bajo coste del factor trabajo y no en el uso de tecnologías y en la inversión en innovación. Que es lo que en el largo plazo genera prosperidad y crecimiento económico (6). 

Historia de la fotografía: Subo aquí una fotografía que tomé yo mismo con mi camarita de todo a cien. Se trata de una foto de la portada del diario vespertino “Vakaro Zinios” (de 16 de octubre de 2012). Y en la que se reproduce un mapa de Lituania que se ha coloreado atendiendo a los resultados de las pasadas elecciones al Seimas. En azul aparecen las circunscripciones electorales donde ganó el “Darbo partija” del empresario y millonario ruso Víktor Uspaskich. En rojo aparecen las circunscripciones electorales donde resultó vencedor el Partido Socialdemócrata de Algirdas Butkevicius. Al sudeste del país, en gris oscuro, aparecen los clásicos feudos electorales de la Acción electoral de los polacos de Lituania (Lietuvos lenkų rinkimų akcija) liderada por europarlamentario Valdemar Tomaševski. En verde oscuro, las circunscripciones donde resultó vencedor el partido del derechista Kubilius. Que sólo ganó en la ciudad de Kaunas (tradicional bastión del conservadurismo nacionalista lituano) y Vilnius (donde se concentra la burocracia). En la parte occidental del país se alzó con la victoria el partido antisistema “Tvarka ir teisingumas” del expresidente Paksas. En la ciudad portuaria de Klaipeda ganaron los socios y aliados de Kubilus, el Movimiento Liberal de la República de Lituania ( Lietuvos Respublikos liberalų sąjudis) de Eligijus Masiulis. En definitiva los partidos que sostenían al gobierno de Kubilius sólo lograron vencer en las ciudades que conforman el eje burocrático (Vilnius), espiritual (Kaunas) y económico (Klaipeda) del país. Y que se han beneficiado del “maná” de los fondos estructurales europeos y de la acción del gobierno. Pero perdió en el resto del país. Que no se ha beneficiado del “progreso” europeo y que ha padecido las políticas de ajuste y “austeridad” implementadas por el gobierno del cicatero “pirmininkas” Kubilius.

Notas:
1) “Macroeconomic challenges for Lithuania. Interview with James Morsink”. en BCC paper Winter 2011-2012. Página 4.
2) Lituania se encontraría en cuarta posición en el índice de promiscuidad de Schmitt, por detrás de Finlandia, Nueva Zelanda y Eslovenia."Sociosexuality from Argentina to Zimbabwe: A 48-nation study of sex, culture, and strategies of human mating", por David Schmitt de la Universidad de Bradley. Publicado en 2005 en Behavioral and Brain Sciences: http://psych.mcmaster.ca/dalywil. 
3) Hay un interesante libro, escrito en inglés que trata sobre el tema entre extranjeros y chicas lituanas y que recomiendo leer. Escrito por el antropólogo y profesor judío-americano Victor de Munck. Y al que tuve la ocasión de conocer hace unos dos años. En un seminario sobre “el amor romántico” organizado en Kaunas por una universidad pública de por aquí. El libro se titula “Experiencing Vilnius. Insider and outsider perspectives” y fue editado en Vilnius en 2009 por la editorial Konta. Y puede encontrarse todavía en las librerías locales con cierta facilidad.
4) Datos extraídos del estudio de O. Martens y V. Pukelienė “Recent trends of the Lithuanian labour market and their managerial implications” y publicados en “Taikomoji Ekonomika Sisteminiai Tyrimai” (Tomo I) Vytautas Magnus University. Kaunas. 2007.
5) La población en Lituania ha caído dramáticamente desde que esta pequeña república fuera anexionada al Imperio del Bien. Reproduzco aquí un gráfico extraído del diario “Kauno Diena”. Obsérvese que entre el 2001 y el 2012 Lituania ha perdido alrededor de medio millón de personas. Más que entre el período comprendido entre los años 1940 y 1951. Cuando el país fue arrasado por la Segunda Guerra Mundial. Y cuando, según cuenta la propaganda oficial del nacionalismo lituano, cientos de miles de lituanos fueron deportados a Siberia por Stalin.  Lo que no pudo hacer ni la guerra ni Stalin lo está haciendo el denominado "libre mercado". El capitalismo salvaje que campa a sus anchas por el Este de Europa.
Población de la República de Lituania: (en miles).
1940: 2.925-  1951: 2.561- 1959: 2.711, 1965: 2.948- 1973: 3.398- 1989: 3.690, 2001: 3.460, 2011: 3.043, 2012: 2.988. (Fuente: Kauno Diena, 2012-09-29)
6) Hay bastante literatura sobre la historia, justificación y consecuencias de la devaluación interna. Recomiendo el artículo de Barkbu, B., et al.. "Financial crises and the multilateral response: What the historical record shows” en J. Int. Econ. (2012), doi:10.1016/j.jinteco.2012.02.006".

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