18 may 2009

El Rey de España en Vilnius y una tal Soraya en Eurovisión

Desde mi último post han ocurrido bastantes cosas por aquí. La primavera se ha adueñado finalmente de esta tierra que exhibe sin pudor, como una bella mujer entregada, todas sus exhuberancias. Los árboles que pueblan el jardín que se encuentra frente a mi apartamento se han llenado de hojas verdes y de flores de todos los colores. Da gusto ahora pasearse por cualquier calle de Vilnius o Kaunas. Por no hablar de los pequeños pueblitos de alrededor. Aquí, en el Báltico, las cosas son así. Durante cinco o seis meses no para de llover y nevar. El cielo se cubre con una capa espesa de nubes grises. Y apenas puedes ver el sol un par de veces durante todo el invierno. Pero súbitamente un día, a mediados de marzo, aparece el sol y entonces la gente se pone los shorts y las chanclas como si estuvieran en pleno verano. Este año la transición entre el invierno y la primavera fue muy radical. Un día me levanté por la mañana y miré por la ventana y la nieve ya no estaba. Apenas quedaban algunos restos de hielo sucio en el parque.

Hace unos días se pasó por aquí el Rey de España y la Reina consorte, Doña Sofía. Me enteré porque me lo dijo la empleada que hace las fotocopias en el centro universitario donde trabajo. Ella no habla inglés y mi lituano es todavía limitado. Pero fue la primera persona en felicitarme porque venía mi Rey. Le dije que yo era republicano y que no tenía rey. Y la pobre pareció no entender de lo que hablaba. No la culpo. Aquí muy pocas personas saben algo de la historia de España. Muchos desconocen incluso que España padeció una terrible dictadura fascista que duró más de cuarenta años. La verdad es que pasé bastante del asunto. No comulgo ni mucho ni nada con el caballero francoitaliano que detenta la Jefatura del Estado español. El único mérito que tiene para ocupar el puesto es que se le supone nieto de Alfonso XIII. Y que -eso sí es seguro- fue acogido y educado por el General Francisco Franco, Caudillo de España por la gracia de Dios y para la desgracia del pueblo. Aquí se hizo un seguimiento importante de la visita real. Apareció en todos los diarios de tirada nacional. Lo único que puedo decir al respecto es que las calles principales de Vilnius estaban engalanadas con la bandera española -la rojigualda que la tricolor aquí la desconocen- y que la visita de Don Juan Carlos tuvo un efecto pernicioso sobre el tráfico rodado de Vilnius. Fue como añadir más caos a la ya de por sí caótica capital lituana. Yo tenía que dar una clase en Sauletekis, el barrio universitario de Vilnius, que se encuentra a unos 30 minutos del centro. Y bueno, llegué allá de milagro. Me llevó mi amigo José S., un argentino-lituano que vive a caballo entre Buenos Aires y Kaunas. El trayecto hasta Vilnius fue tranquilo. Íbamos escuchando canciones de Joaquín Sabina y Joan Manel Serrat. Allá en la pampa estos dos "gallegos", como ellos llaman a los españoles, son muy queridos y admirados. A Serrat se le venera casi tanto como a Maradona. Que ya es decir. Le pregunté a José si entendía lo que decía Serrat, que cantaba la canción "Paraules d'amor". Me dijo que no entendía el catalán pero que le gustaba cómo sonaba. En su opinión resulta una lengua muy dulce. Al menos él tiene claro que el catalán es una lengua distinta del castellano. Algunos todavía lo niegan en la Madre Patria.

Hicimos así todo el viaje, hablando de Serrat y de Sabina. Y de lo que representa Serrat en la lucha por la democracia en Argentina. José es un maniático de la fauna autóctona. Cuando al borde de la carretera asomaba el hocico algún animal interesante, no dudaba en detener el coche para hacer unas tomas con su cámara de filmar. Algunas de sus maniobras al volante eran claramente ilícitas y sancionables. Tiene suerte de que no lo hayan parado todavía la Policija nativa. Aquí no se andan con bromas. Por la más pequeña infracción te endiñan una multa. Dicen que cobran una comisión por cada multa que ponen. Lo cierto es que aquí, en el Báltico, la fauna se muestra generosa sobre todo en época estival y puedes ver ciervos, zorros, jabalíes y todo tipo de aves deambulando por los bosques y parques. Yo mismo he visto frecuentemente ciervos al borde de los caminos. Y cigüeñas anidando encima de los campanarios de las iglesias o en las torres del tendido eléctrico. Incluso hay osos en estado salvaje. El verano pasado abatieron uno cerca de Alytus, en el sur del país. Yo respeto a la madre naturaleza y de vez en cuando me apetece pasear por alguno de los numerosos parques de Kaunas. Mi favorito es, sin duda, el frondoso parque de las Azuolynas, o parque de los robles, que se encuentra no muy lejos de mi apartamento. Es el parque de robles más extenso de Europa. Aunque para ser francos, debo reconocer que soy un tipo eminentemente urbanita. Y no puedo estar mucho tiempo alejado de un bar. Para mí el bar es el símbolo supremo de la civilización. Donde hay un bar hay gente con ganas de pasárselo bien.

El viaje a Vilnius fue, por tanto, tranquilo. Sin incidentes dignos de mención. Otra cosa fue al llegar a la capital. La visita real obligó a cortar determinadas calles del centro de la ciudad. Y alcanzar nuestro objetivo, el barrio universitario de Sauletekis (que en lituano significa "amanecer") resultó poco menos que una odisea. Vinieron los Reyes de España y bueno, yo los vi por televisión. Como la mayoría de españoles. Sus Majestades se reunieron con el Presidente Valdas Adamkus y su esposa en un acto con mucha pompa y ornamento. El sitio escogido para el encuentro fue el antiguo palacio del Ayuntamiento de Vilnius. Supongo que eligieron este lugar emblemático porque la Rotuses aiskte es sin duda la plaza más carismática de Vilnius. Rodeada por coloridas iglesias de todos los estilos imaginables. Y además la plaza tiene capacidad suficiente para acoger a varios cientos de personas. José y yo acabamos ese día deambulando por la plaza. Eran alrededor de las 8 de la tarde. La reunión oficial entre los monarcas y el presidente de Lituania se había celebrado el día anterior pero todavía los servicios de limpieza no habían eliminado la secuela de papelitos de colores y de banderolas de plástico colgadas en las farolas de la plaza. Hice un par de fotos a unas de esas banderas españolas que colgaban en una farola frente al Club Edén. Un garito muy frecuentado por hombres de negocios y por turistas sin pareja que vienen al Báltico a echar una "canita al aire". Pero la foto no me salió bien y no la voy a subir al blog. Vinieron y se fueron los Reyes de España. Y mejor que se queden allí que para eso les pagan los sufridos españolitos de a pie. Supongo que la visita real a esta zona (visitaron en una semana los tres países bálticos) tuvo sobre todo un contenido de carácter económico. Hay algunas importantes empresas españolas operando en la región. Pero no muchas. Las empresas españolas llegaron tarde al pastel. Y todavía ven este mercado como algo un poco lejano, oscuro e incomprensible. El viaje de Sus Majestades a esta región parece que acabará animando el cotarro. Eso dicen. Hicieron una recepción oficial en la Embajada del Reino de España dirigida a la pequeña comunidad de españoles que residimos en este país. Como no me he inscrito en el Registro de residentes no tienen constancia ni de que existo. Por tanto los canapés y las copas de vino se los comieron y bebieron otros. Y no pude ver en persona al Rey. Y la verdad es que me importa un bledo. Que les aproveche a todos.

Este sábado se celebró el festival de Eurovisión. Y creo que no hay mejor manera de cerrar este post que haciendo referencia al evento. Lituania estaba representada en el festival por Sasha Son. Un chico rubito muy popular entre las teenagers del país. Y el Reino de España por una tal Soraya. Una niña bajita, culona y teñida de rubio que cantó espantosamente mal. Supongo que habrá salido de la última hornada de la "Operación Triunfo". Todavía no entiendo qué pócima tomaron los tíos de La Trinca que idearon y promovieron este programa. Algo que por supuesto no estaba entre las recetas del druida Panoramix. Porque Panoramix era galo y un resistente al imperio romano. Y nunca se vendió al enemigo como lo hicieron los payos de La Trinca, que en otro tiempo militaron en las filas de Nova Cançó catalana. Creo que volveré al festival de Eurovisión en otro post. Aquí, en el Báltico, es un evento que tiene enorme impacto mediático. El festival introdujo hace unos años un sistema de votación por teléfono móvil que resulta realmente interesante. Las minorías y la inmigración, generalmente marginadas del proceso político nacional, ven en Eurovisión una vía para mostrarse el mundo. Para expresar su existencia. Están motivadas para coger el teléfono móvil, gastarse unos euros y votar por el país que mejor los representa a ellos como minorías. En Letonia y Estonia, por ejemplo, la minoría rusa vota siempre por las propuestas artísticas que representan a Rusia en el festival. Lo mismo ocurre en Ucrania y Bielorrusia. Los inmigrantes turcos que viven en Francia, Bélgica o Alemania votan por la canción turca. Y por eso Turquía obtiene buena puntuación en esos países tan “europeos”. Las filias y fobias nacionales quedan claramente reflejadas en este festivalito que este año se celebró nada menos que en Moscú, la en otro tiempo capital del imperio del mal. Los chipriotas, por ejemplo, votaron a los griegos como cabía de esperar y me parece que no le dieron ni un solo voto a los turcos. Por invadirles parte de la isla y quedarse ahí sine die. Y los rumanos votaron a sus “hermanos” moldavos. Como reivindicando su anexión. Sasha Son, el representante lituano de este año, obtuvo 7 puntos desde Irlanda donde hay miles de inmigrantes lituanos trabajando. Y España obtuvo nada menos que 12 puntos desde el Principado de Andorra. Supongo que por el gran número de evasores fiscales españoles que viven allá. No sé. Lo cierto es que el lituano y la española deberían conocerse . Les surigero que se vayan por ahí juntos. A bailar y a cantar con los amigos. Y que dejen los escenarios y se dediquen a otra cosa. Ambos acabaron merecidamente en los puestos de cola. El chico noruego que se alzó con el triunfo no le hizo del todo mal. Al menos sabía tocar el violín y su tema Fairy Tale estaba bien trabado y tenía gancho. Por cierto, la chica islandesa, que quedó en segundo lugar, me recordó mi viaje a Islandia. Volveré a Niceland pronto en un nuevo post cuando tenga algo más de tiempo.

PS: La foto que he subido la tomé hace un tiempo en Vilnius. Se trata de la Iglesia Ortodoxa de la Santa Madre de Dios, situada en Maironio gatve, no muy lejos de la plaza del Ayuntamiento de Vilnius.

PSS: Añado esta apostilla a mi escrito sobre el Rey de España. Hoy, 2 de junio de 2009, diversos medios se hacen eco de la condena a más de 6.000 euros de multa del Alcalde de Puerto Real por injurias al Rey. Parece ser que le llamó "corrupto" e "hijo de crápula". El Alcalde forma parte de la coalición Izquierda Unida. Y todo el mundo sabe que esta fuerza política apuesta por la República. El juez estima que el Alcalde se excedió en la crítica política. El Alcalde declaró ante el Juez que su condena es el primer paso hacia el fin de la monarquía. A ver si es verdad. Viendo como están las cosas, evitaré hacer cualquier referencia al gusto de nuestro monarca por el whisky Dick o a cierto rumor que corre de boca en boca en España sobre una presunta hija con la cantante Paloma San Basilio. Lo del whisky Dick es cierto pues un amigo mío sirvió en el Juan Sebastián El Cano, el barco escuela de la armada española. Y en una ocasión, estando Don Juan Carlos en el barco, le ordenaron a mi amigo, que trabajaba en la cocina, que fuese a ir a comprar una botella de whisky Dick para el monarca. Parece ser que es su marca favorita. Y bueno, no conozco a Paloma San Basilio personalmente. A ver si alguien averigua algo.


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